Sin duda mientras haya ganadería extensiva en la España interior seguirá habiendo careas castellanos, es difícil que otro perro  ocupe su lugar con mayor eficiencia. Un objetivo humilde de esta web y otras iniciativas, es extender información quizás para lograr algún día su recuperación oficial para el gran público, pues somos muchos los que pensamos que es una raza propiamente dicha, y por ende es parte de nuestra tradición ganadera y por tanto de nuestro patrimonio cultural. Sería una pena que ese también patrimonio genético autóctono y racial que es el carea, fruto de la selección de tantos pastores durante generaciones, se fuera diluyéndose con otras razas o simplemente sustituyéndose o perdiéndose ante la introducción de otras razas foráneas, la disminución de la actividad ganadera abierta en campo y/o su sustitución por la intensiva bajo establo.

Carea preparado con el pelo largo para pasar los dias duros del invierno




Estamos seguros de que algún día se reconocerá como raza, y nos encontraremos quizás con criadores responsables pero obsesionados con el estándar (a cuyo calor surgirán con seguridad los inevitables bucaneros sin escrupulos que solo tratan de vender perros), exposiciones caninas donde careas criados sin haber pisado el campo darán vueltas con correa a un ring o correrán tras la pelotita de un juez compitiendo por pura estética, y quizás veamos cachorros tras un cristal en las tiendas del Carrefour..   sería un sacrificio a asumir si con ello se le da el reconocimiento necesario y se asegura su continuidad, aunque quede apagado su instinto pastor bajo una vida cómoda en una familia, donde seguramente se adaptará sin más problemas.

 

Pero sin duda mientras quede un pastor con la necesidad de guiar a las ovejas y cabras, en las sufridas llanuras castellanas o las duras sierras de Cazorla o Segura, podremos contemplar ese espectáculo único que es un carea sentado en lo alto de un farallón de piedra, relajado pero vigilando, esperando órdenes, o al trote junto a un camino regañando a las ovejas que acuden golosas a mordisquear los olivos, o empujando al ganado en carreras controladas por las faldas de una sierra ante el más simple gesto u orden insinuados por la voz o las manos del pastor; imagen a la vez simple y de una belleza deslumbrante.

CAREA DESCANSANDO EN UN VIEJO HORNO DESPUES DE UN DURO DIA DE TRABAJO, LOS PRADOS, ALDEA DE ALBACETE